Damos forma a nuestros edificios y éstos nos darán forma a nosotros. Espacio y Educación.

El mundo está transformándose a gran velocidad. La necesidad de adquirir habilidades que permitan responder a las demandas sociales actuales y futuras ha provocado que la forma de aprender en las aulas esté cambiando. Nuevos modelos pedagógicos están irrumpiendo con fuerza, al ser capaces de crear experiencias de aprendizaje que den respuesta a esas demandas. Y el espacio debe cambiar con ellas.

La clásica aula rectangular con pupitres mirando hacia el profesor es un modelo que correspondía a las necesidades derivadas de la Revolución Industrial, centrada en alfabetizar masivamente a la población infantil. Y cumplió su función durante décadas, pero actualmente es un modelo obsoleto. Ahora es necesario generar espacios que tengan la capacidad de contribuir a la experiencia de aprendizaje y se alineen con los nuevos modelos pedagógicos, respondiendo a las necesidades funcionales del modelo pedagógico del centro y conectando con la experiencia espacial que se busca producir.


Los nuevos espacios, independientemente del modelo pedagógico, tienen cuatro características transversales a todos ellos:

  • Flexibilidad. Espacios que se puedan adaptar a las necesidades del momento.
  • Transformación. Espacios con capacidad de modificación.
  • Apropiación. Espacios que permiten que los usuarios lo sientan suyo.
  • Personalización. Espacios con capacidad de adaptación a una necesidad concreta, no universal.

¿Por qué? Porque existe una relación intrínseca entre el pensamiento humano y la configuración
espacial que rodea a la persona, ya que el ser humano es capaz de reaccionar psicológica y
fisiológicamente a configuraciones espaciales especificas.

Existen estudios que demuestran que determinados diseños espaciales mejoran la creatividad, la productividad y la salud mental de las personas que lo habitan, además de favorecer las  necesidades infraestructurales de los nuevos modelos pedagógicos.


Entre ellos, destacamos el experimento realizado por la Universidad Politécnica de Madrid en colaboración con la Universidad japonesa de Keio, en el que han desarrollado “una herramienta que permite cuantificar las mejoras en productividad y bienestar en entornos de trabajo, y la han validado mediante la realización de un experimento completo que compara un espacio de oficina convencional frente a otro caracterizado según criterios de diseño biofílico. Los resultados obtenidos señalan una mejora en el bienestar, la productividad, la creatividad y la salud mediante la introducción de la luz natural y la vegetación en la oficina, características del diseño biofílico” [1], llegando a alcanzar un aumento de un 60% en la productividad de los empleados.

Si las nuevas metodologías quieren tener un impacto verdaderamente positivo deben tener en cuenta el espacio como un elemento clave para ese aprendizaje.

En 1943 Winston Churchill afirmaba, mientras se iniciaba la reconstrucción del Parlamento Inglés, que “nosotros damos forma a nuestros edificios y éstos nos darán forma a nosotros“. Espacio y educación deben ir de la mano. Aprendemos en y con el espacio que habitamos. El espacio genera una emoción en nuestra mente y esa emoción configura un pensamiento. Cómo sentimos y vivimos el espacio es clave para que el modelo pedagógico alcance sus objetivos: aprender. Para nimba studio es una premisa indiscutible a nuestros diseños.


IRUN_WEB_048jpgImagen 1: Con esta frase te recibe el Campus de Mondragon Unibersitatea en Irún, frase que decidimos incluir en el grafismo del diseño espacial pues resume muy bien la importancia que tiene para nimba studio la educación como herramienta para el cambio. Foto de Biderbost_photo



1. “Cómo mejorar a la vez el rendimiento y el bienestar en el trabajo”. UPM 2018.

https://www.upm.es/UPM/SalaPrensa/Noticias?fmt=detail&prefmt=articulo&id=0ebc92d0f8bb7610Vgn...